
En la conferencia de prensa el lunes 14 de octubre se le preguntó a Paolo Ruffini, prefecto del dicasterio vaticano para la comunicación, por qué no han sido divulgados los datos estadísticos actualizados sobre la pertenencia religiosa de los habitantes de la Amazonia, visto el crecimiento impetuoso de las Iglesias evangélicas y pentecostales, a expensas de la Iglesia Católica.
Ruffini respondió diciendo que todas las informaciones en posesión de las oficinas vaticanas han sido puestas a disposición de los periodistas acreditados, y que de todos modos el Sínodo tiene que afrontar cuestiones más importantes que los datos estadísticos sobre las pertenencias religiosas.
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En la segunda parte de su respuesta, Ruffini contradijo a los mismos padres sinodales, o al menos a algunos. De hecho, para intuir en qué medida la erosión de la presencia católica en la región roza el corazón del Sínodo sobre la Amazonia y es una cuestión no de estadística sino de fe, basta citar lo sostenido por uno de los invitados por el papa Francisco, el padre Martín Lasarte, responsable de la animación misionera en África y en América latina de la congregación salesiana a la que pertenece y conocedor directo de la Amazonia, en su intervención en el aula sinodal la mañana del sábado 12 de octubre:
“Visitando una diócesis, donde en los inicio de los años 80, el 95% de la población era católica hoy son el 20%. Recuerdo el comentario de uno de los misioneros europeos que sistemáticamente han ‘des-evangelizado’ la región: ‘No favorecemos la superstición sino la dignidad humana’… Pienso que está todo dicho. La iglesia en algunos lugares se ha transformado en una grande manager de servicios (sanitarios, educativos, promocionales, de advocacy…), pero poco en madre de la fe”.
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En la primera parte de su respuesta, por el contrario, Ruffini tenía razón. En efecto, el 3 de octubre la sala de prensa vaticana adelantó por correo electrónico a los periodistas acreditados el link a un voluminoso dossier, en español y en portugués, sobre la “realidad eclesial y socioambiental” de la región, preparado en vista del Sínodo de la REPAM, la Red Eclesial Panamazónica instituida en el 2014 y presidida por el cardenal Cláudio Hummes:
Y en Settimo Cielo se dio a conocer que en el dossier, casi enteramente dedicado a cuestiones sociales y ambientales, aparece en la página 35 un gráfico con las citas de presencia en la Amazonia de varias denominaciones no católicas.
A continuación presentamos los números en orden decreciente:
Con el 5 por ciento sobre el total de la población:
Testigos de Jehová
Con el 4 por ciento cada una:
Iglesia Adventista del Séptimo Día
Iglesia Cristiana Evangélica
Con el 3 por ciento:
Asamblea de Dios
Con el 2 por ciento cada una:
Iglesia de los Santos de los Últimos Días
Iglesia Cristiana Pentecostés del Movimiento Misionero Mundial
Iglesia Universal del Reino de Dios
Iglesia Cristiana de Restauración
Iglesia Cuadrangular
Otras Iglesias Evangélicas
Bautistas
Con el 1 por ciento cada una:
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia
Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional
Espírita
En total, estas 14 denominaciones no católicas constituyen un tercio de la población de la Amazonia: el 33 por ciento.
Pero en una nota al margen del gráfico, se especifica que se agregan a ellas “Otras Iglesias Cristianas” – entre las cuales casi la mitad son “iglesias únicas que no tienen relación aparente entre sí” – que juntas totalizan otro 13 por ciento.
En total, entonces – por lo afirmado en el ”Atlas Panamazónico” de la REPAM – precisamente el 46 por ciento de los 34 millones de habitantes de la región han abandonado en las últimas décadas la Iglesia Católica, para pasar a otras denominaciones religiosas.
El caso de Brasil en su totalidad es también impresionante. En el censo oficial que se lleva a cabo cada década en ese país, en 1970 los católicos eran el 91,8 de la población, mientras que en el censo del 2010 son apenas el 64,6 y en el censo del próximo año está previsto que llegarán a ser menos de la mitad.
Ya hoy, en efecto, puesto que el 46 por ciento de los brasileños se han pasado – como en Amazonia – a denominaciones no católicas y que otro 10-12 por ciento esté compuesto de animistas, agnósticos, etc., en la Iglesia Católica permanecerían fieles poco más del 40 por ciento de la población.
Y para el futuro inmediato no se prevé un cambio de ruta. A menos que el Sínodo sobre la Amazonia sepa identificar las razones de este desastre y pueda emprender “nuevos caminos” de evangelización, la verdadera.